Trenes a vapor y ordenadores de 100$
Una vez, mientras viajábamos en autobús, conversé con un compañero de trabajo mayor, casi jubiliado, sobre sus experiencias de proyectos en África.
Él había trabajado para alguna agencia internacional (realmente no recuerdo cual) en algunos paises, desarrollando proyectos de infraestructuras de transporte.
Contaba de un país (tampoco recuerdo cual) que había heredado de la época colonial una importante red de ferrocarril, construida para llegar de las minas de carbón de los montes del interior a las ciudades de la costa, donde éste era embarcado para la metrópoli. Las condiciones que había, permitían pues, con un coste relativamente bajo, poner en marcha un sistema ferroviario para pasajeros: tenían la mayoría de las rutas construidas, disponían de locomotoras de vapor, y todo el combustible (carbón) que pudieran necesitar.
El proyecto fracasó. Los gobernantes no querían un sistema limitado en velocidad y capacidad. Querían trenes diesel, rápidos, potentes, grandes, modernos. El resultado, en el medio plazo: una deuda enorme, unas locomotoras oxidadas por falta de uso, falta de combustible, en resumen, un país sin transporte.
Todo esto me viene a la cabeza cuando leo sobre el proyecto del ordenador de 100$ del MIT y Nicolás Negroponte. Hay quien se pregunta si realmente alguien querrá este equipo , mucho más limitado que los portátiles de consumo actuales.
Opino como Enrique Dans que este proyecto supone una gran oportunidad para mucha gente. Es más, para todo el planeta. Y que debe promoverse.
Quizá la batalla esté en el márketing del proyecto, en hacer que el proyecto sea atractivo para sus usuarios aunque ofrezca un equipo limitado. Que no sonemos paternalistas engreidos que ofrecen a los que no tienen nada lo que para nosotros no querríamos.
Porque quizá sea la única oportunidad de enganchar este tren, comenzar a movernos aunque sea a vapor, no intentar saltar al diesel de golpe con el riesgo de quedarnos en el camino.
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Alejandro Rivero -