Filosofando a partir de los toros
Leyendo estos días algunos artículos sobre toros en el blog de Rosa he sacado varias conclusiones.
La verdad es que cuando era más crío pensaba que los taurinos eran seres malos, sin corazón ni piedad, que disfrutaban a partir del sufrimiento de un animal acorralado. Nada más lejos de la realidad. Si le preguntas a un taurino que ve en una corrida de toros, te hablará de la habilidad para hilvanar pases, del arrojo ante el peligro, de la bravura del toro, de la vistosidad de tal o cual maniobra, de la valentía demostrada por el torero. Nada que ver con la sangre, con la violencia.
Al final, resulta que los taurinos son gente como los demás. Como tu y como yo.
Y al igual que tu o que yo, son capaces de abstraer de una situación lo que ellos quieren ver, y obviar el resto. Igual que George Bush ve la seguridad de su país, y no ve el incumplimiento de los derechos humanos en Guantánamo, o igual que los etarras ven una lucha política y no ven las vidas destrozadas que van dejando detrás. Igual que veo un exquisito arroz caldoso con bogavante, y no me paro a pensar, ni siquiera por un instante, en lo que debe sentir un animal cuando lo cuecen vivo.
Es una cuestión de enfoque. De lo que somos capaces de ver en la realidad. Y de lo que somos capaces de no ver.
Ningún ser humano es malo. Nadie hace nada malo. Nada que en su óptica sea malo.
Y aquí viene la consecuencia terrible de todos pensamientos: Nada me diferencia de Bush, nada me diferencia de Hitler, nada me diferencia de ellos.
Soy capaz de cualquier cosa. Sólo tengo que ser capaz de pensar que está bien lo que hago.
3 comentarios
Vesania.- -
pero una cosa... ¡¡no tienes nada que ver con Bush, ni con los taurinos!!, ni de coña vamos!!
aquí estaría yo!!! jejeje
besos.
isabl -
chispis -