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bambino, el blog de Fernando Tomás.

La causa de la guerra del agua es la semántica

La verdadera causa de los enfrentamientos es la utilización de la palabra solidaridad cuando se habla de agua.

Porque esto no es un tema de solidaridad, es un tema de discrepancia de opiniones entre la cantidad de agua que es necesaria y la que no, discrepancia de opiniones entre que modelo de desarrollo y en qué sector productivo se debe utilizar, discrepancia de opiniones entre qué proyectos deberían ser prioritarios y cuales no, y discrepancia de opiniones entre qué costes sociales son asumibles y cuales no.

En diplomacia, lo primero es escuchar las razones del otro, y luego, poco a poco, acercar posturas para encontrar una solución que pueda satisfacer en alguna medida las aspiraciones de todos.

Pero en este caso no se usa la diplomacia, se es viscerál y agresivo. Se parte de que "mi razón es la buena" y necesito tu solidaridad. Y a partir de ahí está liada. Porque al usar esa palabra, si no le das la razón, tu mismo te propones como insolidario. El razonamiento tiene trampa semántica: si no estás a favor, cualquier opinión en contra se descalifica automáticamente, pues recibe automáticamente la carga semántica de la palabra insolidaridad, imposibilitando cualquier negociación de igual a igual.

Postura, que además de falsa, es una falta de respeto.

Y si empezamos a hablar faltándonos el respeto, y negando cualquier posibilidad de negociación, lo más lógico es que lleguemos a las manos en pocos minutos.

Y así andamos. Mientras unos intentan la diplomacia, otros erre que erre con la solidaridad y la insolidaridad, dichosas palabrita. Al final, si se sigue imposibilitando una negociación real, vamos a tener guerra, pero de verdad: todos nos cansamos de que se nos insulte.

En todo caso, según voy escribiendo esto voy llegando a otra conclusión: al final la guerra del agua es como lo del terrorismo. Puro circo mediático para tener a la gente alteradita y entretenida. El Tomate, el carrousell deportivo, la política sobre el terrorismo y la política hidráulica en esencia son lo mismo. Entertainment para las masas. Miren a su alrededor, miren.

 

 

2 comentarios

Mariángeles -

Y a los cuentos de las mil y una noches que nos cuentan los políticos de Valencia y Murcia. Ellos saben perfectamente que lo que piden no puede ser, que la gente sensata de sus provincias lo saben, pero ganan muchos votos revolviendo, y por lo tanto no pueden dejar de hacerlo. Ayer en la cadena cuatro, en un reportaje que vi, decía un señor que salió de Valencia, que un político del PP decía que el agua de las desaladoras destruía los espermatozoides. ¡El colmo de la desfachatez!, a menos que esté muy seguro y entonces tendrá que comunicarlo a la OMS

Carlos Mata -

Bastaría con obedecer la Directiva Marco del Agua. Pero ¿cuantos de los que ahora opinan la han leido?

Lo cierto es que estamos asistiendo a una campaña mediática de desinformación brutal por parte de los gobiernos de Catalunya, Aragón y España como no se había visto en 30 años de democracia.